lundi, février 4

Un amor de locos.

Estaba sentado con mi perra, tomando un whisky y leyendo el diario. Mi perra, Katia, le festejaba a todo el mundo, siempre está deseosa de salir a pasear, de conocer las calles de mi ciudad, yo salía con ella porque atraía a las chicas, todas sus miradas se dirigen hacia mi dirección, aunque solo miran a Katia.

Las noticias eran amarillistas, como siempre. Catástrofes, adulterio, crímenes y todo lo malo que nuestro mundo contiene, estaban en la página principal. Nunca una buena noticia.

De repente escucho que alguien empieza a hablarle a mi perra, estaba tan metido en mis pensamientos que no me hubiera dado cuenta de no ser porque Katia tiró de su correa haciendo fuerza para acercarse más a su nuevo espectador.

Levanté mi cabeza y vi a un hombre, que la acariciaba, muy contento, junto a una mujer bellísima, con aspecto hippie y ojos alegres.

-No puedo evitarlo, ¡me encantan los perros!-Dijo el hombre

-Es verdad, cada vez que ve un perro acá para para acariciarlo- Dijo su mujer, entre risas.

-Yo soy igual, los adoro y acá ¡está lleno de perros!-Les contesté.

Sinceramente, no podía dejar de mirar a la muchacha, sus ojos claros me transmitían algo que no sé describir. Me hablaban entre los dos cosas que no prestaba atención, pues seguía en mis pensamientos. De repente, se presentaron, luego de unos minutos de fascinación de mi parte.

-Yo soy Jeremías y ella es mi novia Angelina.

-Yo soy Genaro, un gusto.-Saludé, extendiendo mi mano derecha para tomarla con la de él y luego la de ella.

Él me contó que vivía en la capital, y que se vino a vivir a mi ciudad porque la conoció a Angelina y quería irse lejos de toda la mierda.

-Nos conocimos en un neuropsiquiátrico. Los dos estamos locos.

Creía que estaban bromeando, así que solté una risita cómplice.

-En serio, yo estuve internado por drogas, que por suerte las dejé, y ella, por depresión.

-Pues no parece muy deprimida que digamos, ¡es re alegre!

En ese momento, él le agarró las muñecas a ella y me las mostró. Tenía cerca de quince cortes en cada brazo, pues los del otro los observé más tarde.

-Ahora que entramos en confianza, es verdad…

Nunca había visto tales cicatrices y probablemente si no las hubiera visto, no creería que ella tuvo tal enfermedad.

Mis ojos se tornaron serios y me quedé sin palabras, sólo me quedó decirles: “El amor se encuentra hasta en los lugares más oscuros, como me alegro por ustedes, espero que sigan bien”.

Mi tiempo se terminaba, y tenía que irme, no sin antes deseando volvérmelos a encontrar en algún lado, porque una historia así es admirable de conocer…

 

(Historia real)

2 commentaires:

  1. Los cuerdos solo creen que están enamorados.

    Un gran saludo.

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  2. G u a u.

    Ladro como tal perro. Piel de gallina se me ha quedado, completamente erizada, animalada total. Adiós a la Noa humana.

    Por mi mente ha pasado mi padre. Es curioso, a veces nos encontramos con personas que sonríen como si nada, pero desconocemos totalmente la historia que hay detrás, ignoramos lo importante son esas marcas para aprender, ¿cierto?. De las personas que han caído profundamente, por tal vez ''débiles'' y que luego nos demuestren que pueden vivir con aquello que les debilitó toda su vida. Y aprenderán, curiosamente mirando esas cicatrices suyas, levantará la cabeza con más fuerza que nadie.

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