samedi, décembre 15

BloodyMary

Armonía musical y orgasmo mental.

El trash metal suena de fondo y no hace nada más ni nada menos que venir aquél abrazo temprano a mi mente. Aquél gesto de dulzura inesperado. Mi piel fría por fuera, mi cuerpo frío por dentro.
Frío. Los sentimientos abstractos que van tomando forma, aquello que mi corazón de animal resguarda. Es difícil no acordarme también de sus besos y de sus manos. Un recuerdo que ya no era más que eso, pues él había ido hacia otro mundo. Ahora simplemente desquitaba mis deseos con algún idiota que nada tenía que ver conmigo y simpemente cayó entre mis redes.

¿Cómo hacer para resguardar todo lo que siento en un lugar que nadie pueda ver?

Su boca que apenas roza mi piel y me pone la piel de gallina, me eriza hasta los pensamientos. No quiero volver a cometer lo mismo de siempre. Simplemente quiero cambiar y volver a ser lo que era en un principio.
Sus labios llegaron por fin a los míos y cualquier autocontrol que tenía sobre mí quedó automáticamente desterrado. No solo podía oler el aroma de su piel sino que también podía escuchar la sangre recorrer su cuerpo y rápido mis sentidos se pusieron alerta. Le arranqué su remera de un tirón y firme quedó tirada en el suelo, luego seguí besando todo su cuerpo y mientras lo hacía, lo obligaba a acostarse en la cama, lo más cerca del respaldo.
Todavía tenía mi ropa puesta, pero él no tardó en sacarme la remera de Iron Maiden que llevaba encima. Seguimos el ritmo de la música y finalmente se acercó todo lo que yo necesitaba.

Tomé la lámpara que tenía más cerca y golpeé su cabeza hasta que quedó más o menos aturdido, a tanto de no poder coordinar su cuerpo para moverse. Con cinta adhesiva que busqué en un cajón del armario, tapé su boca y pegué sus muñecas al respaldo de la cama. No hizo nada más que mirarme, como si fuera eso a cambiar algo.

No dije ninguna palabra, nunca les dirigía la palabra a mis víctimas en el momento de actuar como me gusta, me aburre cómo en las películas los enemigos se toman su tiempo para tomar venganza.
Y él simplemente se quedó quieto y silencioso. Es raro, porque generalmente les encanta putearme o por lo menos intentar hacerlo ya que les robé la facultad de hablar. Si se movían mucho, pero hoy me tocó un valiente.

Busqué en el cajón de mi mesa de luz y encontré a mi amiga de casi toda la vida y miré su filo para ver si estaba todo en orden.

Lo miré a los ojos y su cara me dio pena. Me hizo pensar en todo lo que había vivido con él, el chico que ya no estaba y más ira echó a andar por mi cuerpo.
Tomé mi cuchillo e hice lo que comunmente hago: sacarle un pedazo de vida al hombre desgraciado que tenía en frente.
Su sangre echó a correr y yo me bañé el cuerpo en ella. Empecé a reír porque cada vez que hago eso una felicidad inunda mis venas, pues sentía que me cobraba la ausencia de él y eso me hacía sentir viva.
Sus ojos miraban casi sin mirar y eso me hizo darle otra puñalada para que así saliera mucha más sangre con la cuál podría seguir bañando mi cuerpo.
No me importaba qué tanto duraban vivos, me encantaba observar aquél hilo entre la vida y la muerte, me sentía como si fuese un Dios todopoderoso.

Volví a reír y esta vez sus ojos se cerraron, con una expresión de agonía, pero ya todo había terminado (para él).

 

 

Murder_was_the_Case_by_byCavalera

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