vendredi, octobre 4

El sueño de la piba.

Casi siempre la cruzaba en el colectivo, o en la calle. Con sus anteojos que parecían sacados de los años '50, que tan bien le quedaban. Sentía que me miraba, y al instante notaba que mis mejillas estaban rojas. 
No sé por qué, pero tenía algo en sus ojos, aunque nunca pude descifrarlo.
De vez en cuando la miraba de reojo para descubrir que a veces me miraba. Era de esos amores de colectivo y de calle, pero al parecer había algo empecinado a juntarnos aunque sea para matarnos con la mirada. Qué complicado es ser tímida en estos momentos, sobretodo cuando hay muchísima gente alrededor. Pero sí, tengo que decir que un día me animé y pude iniciar una charla desinteresada sobre el clima y esas cosas que hace la gente para romper el hielo. 
Conseguí su número y creo que nunca estuve tan nerviosa. En mi defensa tengo que decir que me ponen muy nerviosa estas situaciones, sobretodo si se trata de una mujer. 
Luego de un par de mensajes, de charlas nocturnas, me di cuenta que teníamos demasiado en común. Escuchábamos The Smiths y pactamos un día para escucharlos juntas. 
Nos acostamos en el piso, mirando al techo mientras cantábamos Asleep y realmente no aguanté más y todo eso me llenó de felicidad. Odio ser cursi, en serio, pero realmente estaba feliz. Me daban ganas de abrazarla todo el día, pero no quería ser tan asfixiante, entonces decidí mirarla cantar. Y juro que me llevaba a otro lugar, un lugar donde nunca había estado. Y ahí es cuando entendí mis sentimientos y me sorprendió que haya sido en tan poco tiempo. Qué loco pensar en que me enamoré de una mujer y qué miedo. No supe cómo reaccionar a ese sentir y mucho menos al pensamiento de cómo reaccionarían mis allegados cuando supieran, así que simplemente me dediqué a guardarlo. 
Nos empezamos a ver más seguido y tonteábamos todo el tiempo. Saltábamos, mirábamos las nubes, trepábamos los árboles, andábamos en bicicleta... Incluso una vez me llevó en su espalda por una escalera y cuando llegamos al principio (o al final), nos tiramos en el piso. Y quedamos tan cerca, mirándonos, que por mi cuerpo pasó un ligero temblor. Vi más de cerca sus ojos café, y la incertidumbre de ese no sé qué que tenía su mirada se hizo presente en mi mente, haciendo que me comiera el cerebro tratando de ver qué carajos tenían esos ojos tan sinceros pero misteriosos a la vez. No nos acercamos más que eso y me agarraron puntadas en la panza, porque las ganas de acercarme más eran demasiadas y no sabía cómo frenarlas más tiempo. Amaba mi tiempo con ella. Ella simplemente parecía disfrutarlo, dejando que pase el momento. 
Me excitaba la idea de que sea tan libre, tan despreocupada de la vida, mientras yo me moría de nervios, de ansias por estar cerca de ella, todos los días un poquito más. Hasta que pude acercarme lo suficiente, estando a sólo dos centímetros de su boca, sintiendo su respiración y mis latidos del corazón, que por cierto iban a mil por hora. Las paredes de la habitación se pusieron borrosas y mi mente se empezó a apagar. La besé y ella me siguió.  Y difícilmente pudimos parar. Todos los temblores que me provocaba se fueron, todas las puntadas y todos los nervios también. Logró ponerme la mente en blanco y activar todos mis sentidos al cerrar los ojos. Toqué de a poquito su cintura, como si me diese miedo lastimarla. Pero ella me acercó hacia su cuerpo, tirándome de mi cintura. Y ahí toda mi delicadeza se perdió. Nos besamos con nostalgia, con dulzura y con pasión desmesurada. Nos desplazamos hacia su cama, y me tiró, cayéndose arriba mío. Y seguimos. Nos sacamos las ganas sin pensarlo dos veces, terminamos acostadas y abrazadas, mirando al techo y en silencio, mientras el único movimiento que se sentía en la habitación era el de nuestras manos acariciándonos constantemente.  
La miré y me di cuenta de lo que transmitían sus ojos... Era miedo de ver cómo reaccionaría ante su sentimiento homosexual, pero ahora había desaparecido entre medio de ese silencio ensordecedor.



1 commentaire:

  1. Me llama la atención el título, soñar despierto es un lujo, tanto como aprender durmiendo. Generalmente estamos en busca de satisfacciones, de esos momentos que nos quitan el aliento y nos hacen volar, aunque sucede que algo tan espectacular trae consigo un algo de dolor, como cuando deseamos que un sueño jamás termine. Ocurre que la alta frecuencia del amor o de la pasión, nos envuelve con el velo de lo exquisitamente puro y hermoso, danzamos en el acontecer de nuestra propia existencia, de nuestro propio entendimiento, de nuestro propio conocimiento en individualidad, nos vamos entendiendo más al expandir nuestros límites sociales. La vida se reanima cuando un suceso invade todo nuestro ser, es ese algo que nos anima a proclamar “en verdad que vale la pena vivir”, es nutritivo dejarse llevar por los deseos altos de nuestra voluntad encallada, es perfección todo aquel deseo que es capaz de culminar con un acercamiento vacilante y valiente porque con ello se derriba la incógnita y el miedo, existe verdad y entendimiento, un crecimiento descomunal…

    Es excitante el discurso y la forma, ese roce de los labios que desean ir más allá del tacto, quieren traspasar el alma. Es un deleite emocional e imaginativo lo que escurre en las letras, traspasar las dimensiones es de pocos, es esa modalidad bárbara de ser felices aun con el acontecimiento más atroz en las espaldas, con el nervio hecho nudos, para tratar de obtener el impulso natural de nuestros caprichos y derribar el obstáculo terrible de la culpa, culminar el pensamiento para no dejar de ser, sin reprimir para aprender que en verdad nunca hay nada por perder.

    Es básico un jardín secreto en nuestras vidas, ese sitio en donde lo más esencial se encuentra a salvo, donde los secretos más perfectos logran ese estado, allí donde no existe el tiempo y al mismo tiempo se le ama, que el silencio de mi opinión entonces retumbe en tus oídos, porque cada acontecimiento en vida, sea real o sea un deseo insatisfecho, nos hace avanzar en este mundo tan inmejorable lleno de imperfecciones de acuerdo a los criterios más bajos. Todo es hermoso, así como en el sueño de la piba.

    RépondreSupprimer